Siempre en lo mismo: “El Niño”: ciencia y tecnología en pañales. «El Comercio», 11/03/1998.

Escribe Modesto Montoya

En esta página se mencionó (20/08/97) que aún no se cuenta con modelos científicos para predecir, con más de tres meses de anticipación, la intensidad del fenómeno “El Niño”; pero se advirtió que, si se cumplían los pronósticos más pesimistas, el Perú tendría que poner a prueba su capacidad tecnológica para enfrentar a “El Niño” que se venía.  Pues bien, “El Niño” 1997-1998 sobrepasó toda predicción y – una vez más – puso al descubierto nuestra limitada capacidad científica y tecnológica.

Las predicciones más alarmantes señalaban que el norte del Perú iba a sufrir inundaciones de magnitudes considerables, pero no se pensó que iba a tomar las proporciones que se dieron en los hechos.  Tampoco se pudo imaginar que iba a surgir un gigantesco lago en el desierto (ante el entusiasmo de varios, cabe señalar que, según los especialistas, el bautizado “La Niña” tiene pocas posibilidades de mantenerse, y menos aún de generar actividades productivas sostenidas.  Los más optimistas señalan que, debido sobre todo a la curiosidad que ha generado el fenómeno, el lago servirá para aumentar, por un par de años, la actividad turística).

En otras zonas afectadas, lo común es lo imprevisto.  Por ejemplo, nadie creyó posible el desborde del río Ica.  Hubo analistas posteriores a los hechos que opinaron que bastaba con observar la constitución del suelo de algunos barrios para concluir que iba a producirse una inundación; pero, para ello, tenía que suponerse un desborde del río Ica.  De paso, los acontecimientos de Ica mostraron que la población no respeta las reglas elementales de gestión ambiental y de seguridad: se vio que acequias invadidas por los desperdicios y otras clausuradas agravaron las consecuencias del desborde.

La ubicación de los poblados afectados ratifica nuestro desprecio por las lecciones dejadas por los antiguos peruanos, los que levantaban sus viviendas lejos de ríos y de los peligros de huaicos.  Los restos arqueológicos muestran que nuestros antepasados construían en las partes altas desérticas, lo que los ponían al abrigo de los desastres naturales ocasionados por el fenómeno de “El Niño” y de paso les proporcionaba vista al paisaje que ofrecía el valle.

Por otro lado, todos los veranos, las carreteras de penetración sufren las caídas de los huaicos.  Este año, agravadas por “El Niño”, las innumerables interrupciones por huaicos nos hacen pensar en nuevos diseños de las vías de comunicación terrestre.  En tal sentido, los puentes, algunos de los cuales han sido derrumbados por la furia de “El Niño”, tienen que ser reconstruidos pensando en futuras ediciones del fenómeno.

En el sur, se anunció una sequía, lo que motivó que se establecieran facilidades para que los agricultores enfrenten la falta de agua.  Los hechos mostraron que las predicciones fueron erradas.

Después de cada desastre nos ponemos casi siempre a repensar el Perú.  En realidad, todos los años estamos diseñando mentalmente un nuevo Perú, pero, en la práctica, hacemos poco.  Sin embrago, por la magnitud de “El Niño” 1997-1998, esta vez debemos iniciar esfuerzos en ese sentido.  Construyamos un sistema de Defensa Civil en que la investigación científica y tecnológica sea el pilar de sus actividades.  Por ejemplo, es imprescindible conocer las probabilidades de huaicos y las áreas que serán afectadas.  El primer paso debe ser el establecimiento de un centro de modernización topográfica y de dinámica acuífera, la que nos permitiría estudiar los diversos escenarios de desborde de los ríos o caídas de huaicos.  Gracias a la disponibilidad de computadoras adecuadas, tal modernización es hoy posible.

Queda varios meses de peligro.  Las incesantes lluvias han saturado de humedad innumerables montañas.  Se he observado, por ejemplo, que en la cordillera “La Viuda” se han formado varias lagunas.  Ello significa que existen potenciales huaicos que podrían tener graves consecuencias.

Finalmente, rompamos las barreras culturales.  Aprendamos a trabajar en colaboración.  Por la naturaleza de los desastres potenciales, para enfrentarlos, debe plantearse soluciones en las que participen, en forma coordinada, instituciones científicas y tecnológicas, universidades, empresas, organizaciones locales y nacionales, conjuntamente con el Gobierno.  Recordemos que modernización no sólo significa comprar tecnología, sino que requiere una reestructuración de nuestra inteligencia colectiva y de nuestra cultura científica y tecnológica.  En esta también tenemos que aprender de nuestros antepasados.

Un comentario

  1. Además ejecución de buenas obras y mantenimiento de las mismas. Limpieza de cauces en dónde no solo debe participar el Estado si no también la población. Dejar de echar basura a los cauces de los ríos y quebradas. Vigilancia permanente en el cumplimiento de las soluciones al impacto ambiental en la ejecución de obras porque la dura realidad nos demuestra que la naturaleza es sabia los ciclos de lluvia e inundaciones son parte de los cambios y obligada evolución de la tierra pero acelerados de manera negativa por la intervención del hombre. Felicitaciones Dr Montoya.

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s