Articulación tecnológica
Diario «El Peruano», Opinión, 18 de febrero de 1991
Escribe Modesto Montoya
La desarticulación entre los institutos de investigación y los sectores productivos, o de formación profesional, es la característica principal de nuestra realidad científico-tecnológica. Ahora más que nunca, cuando los recursos económicos son escasos, es urgente resolver ese grave problema.
Las empresas peruanas, cuando requieren de servicios tecnológicos avanzados, acuden al extranjero, pagando los costos que ello implica. Petroperú, por ejemplo, es una de las empresas que necesita análisis y caracterización de materiales. Entre estos podemos señalar análisis químicos de hidrocarburos, análisis de vanadio en petróleo, impurezas en aceros importados, hidrógeno en piezas metálicas de maquinaria, ensayos no destructivos de piezas industriales, fechado de muestras geológicas, entre otros. Por otro lado, se requiere mantenimiento preventivo, para el cual, algunas veces, es necesario técnicas avanzadas como las nucleares. Fugas o infiltraciones de fluidos en sistemas o regiones también son preocupaciones de Petroperú, que pueden ser resueltas por técnicas nucleares.
Las empresas exportadoras de minerales tienen también necesidad de análisis químicos, para saber con precisión que es lo que estamos vendiendo. En nuestros minerales muchas veces –sin saberlo- han podido salir valiosos elementos entre los metales convencionales que exportamos. En ese marco surge la idea de crear un sistema de análisis estándar, en los que participen diversos laboratorios peruanos.
Hemos vistos que los gobiernos lejos de reforzar nuestros laboratorios de análisis, han optado por contratar los servicios de empresas transnacionales: un ejemplo reciente es el de la Societé Generale de Surveillance (SGS), cuando el ITINTEC, el IPEN y otras instituciones podían haberse organizado para ofrecer el mismo servicio en nuestro país.
La experiencia del ITINTEC es tal vez más rica en interacción con la industria. En esta institución se realizan investigaciones sobre fermentadores –lo que recibe apoyo de empresas cerveceras- y sobre obtención de ácido gálico a partir de la tara (arbusto) cooperación internacional. Asimismo, el ITINTEC puso en operación una planta piloto de ácido carmínico producido usando la cochinilla. Por otro lado, se trabaja sobre procesamiento de cueros, en colaboración con INDUMIL, que usa los resultados para elaborar la vestimenta militar.
ITINTEC ha propuesto la idea de formación de centros tecnológicos, dedicados a investigar temas de interés común a varias empresas, las que contarían con representaciones en el directorio de cada centro tecnológico.
La Universidad Agraria presenta por su lado varios programas de investigación que interesan a empresas privadas, de las cuales reciben apoyo. Este es el caso de mejoramiento de la cebada en relación con la empresa cervecera.
A pesar de existir necesidades de servicios tecnológicos, son pocas las experiencias de cooperación entre instituciones y empresas nacionales. Existe la preferencia por laboratorios extranjeros para demandar servicios.
Pero, hay otro asunto relacionado con el anterior. Se trata de servicios que necesitan infraestructura, que de existir podría brindar servicios a varios sectores. La falta de recursos hace que nadie se atreva a invertir en dicha infraestructura. Sin embargo, aquí surge la necesidad de crear laboratorios conjuntos o, en todo caso, de subvencionar laboratorios que estudien problemas comunes a varios sectores.
En realidad, analizando con más detenimiento las dificultades de la investigación científico-tecnológica, se ve la urgente necesidad de crear el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología SINACYT, dirigida por n directorio conformado por sectores productivos e instituciones de investigación científico- tecnológica. En ese marco se podría coordinar los esfuerzos hacia la solución de problemas nacionales.
En tal sentido, la Sociedad Peruana de Ciencia y Tecnología (SOPECYT), que agrupa investigadores de diversas instituciones, ha propuesto al Ejecutivo la creación del SINACYT.
Pero, ante la seguridad de que el éxito de los esfuerzos de investigación son vanos sin personal capacitado, y ante el continuo éxodo de especialistas, la SOPECYT ha propuesto también un proyecto de ley para el investigador científico-tecnológico. Sabemos que ambas propuestas están siendo estudiadas en el marco de instituciones estatales.
Un comentario