Experiencia de divulgación y promoción de la ciencia desde 1984

La república, Opinión

Domingo, 11 de noviembre de 1984

En defensa de los investigadores científicos

Escribe Modesto Montoya

Los científicos han recibido de los estados y naciones, diferentes tratamientos a lo largo de la historia. Con el tiempo, la importancia de la ciencia en el desarrollo de los países ha producido un creciente interés, de las organizaciones nacionales e internacionales, en los problemas relativos a los investigadores científicos. Aún cuando en el Perú se está pensando, por intermedio del Congreso Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) en otorgar a los investigadores científicos un statu adecuado, existe un abandono casi completo de estos que para defender sus derechos comienzas, ellos mismos, a implementar organizaciones de carácter reivindicativo.

En lo que se refiere a los diferentes tratamientos de los científicos, podemos citar como por ejemplo extremadamente negativo el caso del célebre físico, matemático y astrónomo italiano Galileo Galilei (1564 – 1642), quien por sostener que la tierra gira en torno al Sol, fue denunciado como herético y encerrado en las cárceles de inquisición.

Un caso contrario al anterior se dio en Napoleón Bonaparte (1769 – 1821), quien se convirtió en el protector de la ciencia en Francia. Así, el matemático Gaspar Monge y el químico Claude Berthollet, recibieron salarios 5 veces superiores al de los profesores universitarios, recibiendo luego una responzabilidad nominal de una “senaduría”, duplicándoles el salario. El más reconocido fue el matemático Pierre Simon de Laplace, quien fue nombrado presidente del Senado. Las mediadas tomadas por Napoleón no sólo favorecieron a los científicos notables, sino que se otorgaron una serie de subvenciones que fueron gozadas por generaciones nuevas de científicos. Actualmente, a pesar que Francia atraviesa por una austeridad global, el gobierno, presidido por Francois Miterrand, otorga a la investigación un tratamiento favorable: mientras que el presupuesto global de 1985 aumentará en 3 %, el correspondiente a la investigación y tecnología tendrá un aumento de 5.5 %. Además mientras que en los otros ministerios se piensa suprimir 5 500 puestos de empleo, en el ministerio de Ciencia y Tecnología se crearán 600 puestos. Vemos pues, el empleo de un país que trata de defender la ciencia a lo largo de su historia.

A nivel internacional se ha tomado conciencia que los investigadores científicos deben tener un tratamiento especial. Así, la de las Naciones unidas Para la Educación Para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su XVIII, reunión, celebran en París en 1974, emitió un documento titulado “recomendación relativa a la situación de los investigadores científicos”.

En el  documento de la UNESCO, arriba mencionado, se reconocen “que un personal inteligente y capacitado constituyen la piedra angular de la capacidad de un país para la investigación y el desarrollo experimental y es indispensable para utilizar y explorar las investigaciones realizadas en otras partes”. Por otro lado en ese documento se expresa el convencimiento “de que la nación gubernamental puede  favorecer de manera considerable la creación de condiciones que estimulen y presten ayuda a la capacidad nacional para realizar actividades de investigación y desarrollo experimental con una más clara conciencia de las obligaciones que entrañan respecto del hombre y de su medio”.

La UNESCO recomienda a los países miembros ofrecer a los jóvenes calificados suficiente atracción por la profesión y suficiente confianza en la labor de la investigación científica y desarrollo experimental como carrera que ofrece perspectivas razonables y un grado equitativo de seguridad, para mantener una renovación constante y adecuada del personal científico y tecnológico de la nación.

La UNESCO hace notar asimismo, que bebe ofrecerse alicientes para que aquellos que se especializaron en el extranjero vuelvan a su país de origen , recomendándose que se establezcan procedimientos de evaluación de los científicos en función de sus desempeños y  sus títulos universitarios, a fin de permitirles en forma justa acceder a funciones de responzabilidad.

Una de las recomendaciones que más  llama la atención es la de “reconocer que es legítimo, e incluso conveniente, que los investigadores científicos se asocien para promover y proteger sus intereses individuales y colectivos, en órganos tales como asociaciones sindicales, profesionales y científicas”, añadiendo que “en todos los casos que sea necesario para proteger los derechos de los investigadores científicos, esas organizaciones tendrán derecho de apoyar las reclamaciones justificadas de tales trabajadores”.

Para confrontar lo recomendado con la realidad en el Perú cabe tomar el ejemplo del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) que, por la acción de sus técnicos profesionales y científicos ha inducido al gobierno a nombrar una comisión de alto nivel para evaluar sus funcionamientos. Esta comisión presidida por el Ing. Mario Samamé Boggio, tiene la responzabilidad de estudiar las causas que impiden el normal desenvolvimiento de la actividad científica y tecnológica de esa institución, promover los cambios en su estructura y organización, así como los dispositivos legales que faciliten y actualicen su desarrollo futuro en beneficio del país.

En el IPEN, contrariamente a lo recomendado por la UNESCO, no existe un procedimiento para evaluar a los investigadores. La alta dirección esta conformada por personal no científico. Los salarios están entre los más bajos del  Perú. Las autoridades han tratado de impedir la organización de asociaciones de carácter sindical y dificultado el funcionamiento de la asociación de profesionales nucleares del IPEN. Es Más, cuando el personal del IPEN , sin ninguna experiencia sindical, realizó manifestaciones de protesta contra la mencionada situación, las autoridades despidieron cinco trabajadores entre los que se cuenta un físico nuclear, un Ing. Químico especialista en radiotrazadores nucleares y  dos técnicos nucleares especializados.

Conociendo la amplia experiencia de los integrantes de la comisión de alto nivel que analiza el problema del IPEN, es de esperar que el resultado de su trabajo será el inicio de un análisis global de la problemática  de la ciencia y tecnología en el Perú. No se pretende las prerrogativas dadas por Napoleón Bonaparte a los científicos de su época ni se afirma que estamos en los tiempos de Galileo. Pero debe exigirse que el estado dicte medidas tomando en cuenta las recomendaciones de la UNESCO y los intereses nacionales, que nos permita creer que estamos en u país moderno que tiene expectativas en su desarrollo científico tecnológico. No todos los resultados serán ciertamente observados a corto plazo pero todo gobierno debe asumir su responzabilidad histórica para dictar medidas que garanticen un futuro diferente al que se prevé por falta de cambios sustanciales en la política científico- tecnológica del país.

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