El Estado debe escoger un sistema educativo que ponga en valor la inteligencia, la creatividad y la aptitud de la juventud deseosa de construir un país basado en el conocimiento y con igualdad de oportunidades.
La igualdad de oportunidades implica la cobertura de la educación estatal de calidad para los aprueben un riguroso examen de admisión basado en la aptitud del postulante, más que en el llamado conocimiento previo. Está demostrado que los estudiantes que ingresaron con altas notas en el examen de aptitud aprovechan mejor la educación universitaria.
Actualmente, por falta de recursos económicos, una gran parte de jóvenes con aptitud se queda sin educación universitaria. Al mismo tiempo, aquellos que tiene recursos, aunque no tengan aptitud, terminan con un título universitario en universidades privadas.
El problema real reside en el hecho que el Estado ha abandonado la educación estatal. Ello se debe a que los que gobiernan son los hijos de las familias que controlan el poder económico y político. Ellos han estudiado en universidades privadas peruanas y tienen las relaciones familiares y amicales que les permiten estar siempre en posiciones de decisión, tanto empresarial como en el aparato estatal. Basta con ver la composición del Consejo de Ministros del Perú. Algunos de ellos no han sido capaces de culminar sus doctorados en universidades extranjeras.
La esperanza está en las organizaciones no discriminatorias, interdisciplinarias, con voluntad de enrumbar al Perú hacia el desarrollo de la igualdad de oportunidades.