Entre los años 2011 y 2016, Ollanta Humala desechó la mejor oportunidad de la historia para impulsar la ciencia y la tecnología en el Perú. Tuvo todo el poder político y los recursos abundantes para establecer la carrera del investigador –la que prometió en campaña- que hubiera permitido retener y atraer talentos en ciencia y tecnología. Sus consejeros en ciencia y tecnología lo disuadieron.
Como consecuencia de la decisión de enterrar sus promesas, salvo excepciones especialísimas, los mejores talentos emigraron y los que estaban en el extranjero no regresaron. Los pocos investigadores con los que contaban algunos institutos renunciaron para poder sobrevivir.
Sin masa crítica de talentos científicos y tecnológicos, poco se puede hacer por el desarrollo de un país.
Con los recursos económicos que son mucho menos que antes, será más difícil crear la carrera del investigador. Pero hay que hacerlo, para lo que habrá que escoger temas prioritarios para el Perú.
Como el Congreso de la República no tiene iniciativa de gastos, la palabra lo tiene el Ejecutivo. Sin embargo, como no hay un ministro de ciencia y tecnología (que también prometió Humala) ¿quién podría hacer la propuesta? Aparentemente, la presidenta del Consejo de Ministros no tiene en su esquema los temas de ciencia y tecnología.
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