La meritocracia es un sistema que establece el orden de mérito de un grupo de personas o de equipos en un determinado sector de actividades. Tomemos un caso popular: el fútbol. Cada país tiene su campeón. En la Copa del Mundo se tiene los tres primeros equipos y el mejor jugador de cada torneo. La tabla de méritos se elabora por partidos ganados o empatados. Sabiendo ello, los equipos contratan a los mejores goleadores, los que convierten en estrellas que tentarán el título del mejor jugador. Es sabido que estos goleadores han practicado intensamente y con pasión la pelota, desde su niñez.
En el Perú se demanda meritocracia para ocupar los cargos públicos. Pero habrá que saber los criterios para establecer el orden de mérito para las designaciones.
Para que la opinión de los lectores de esta página, pongo a consideración los criterios siguientes:
Considerando que los ministros deben estar en la cúspide del orden de mérito, éstos deberían:
- Tener un doctorado en su disciplina en una de las 100 mejor rankeadas universidades del mundo.
- Contar con diez años de gestión pública.
- Haber logrado que los indicadores de su gestión pública sean mejores que las de sus colegas en países de la región.
- No contar con condenas por inconductas de función.
Los candidatos a la presidencia deberían estar entre los 20 primeros en la tabla de méritos.
La meritocracia debería aplicarse desde los partidos. Si éstos siguen la tradición de clubes de empleo, en que los militantes prueban suerte de un mejor empleo con la victoria del partido, el país seguirá hundiéndose en una espiral sin fondo.
Luego de la tabla de méritos viene la tabla de remuneraciones por sectores. El promedio de las remuneraciones en el Estado debe ser comparativamente proporcional al PBI. Es decir, si el PBI per cápita es el doble que Suecia, la remuneración de los congresistas debe ser el doble que la de los diputados suecos.
Los sectores que contribuyen con el crecimiento del país deben ser los mejor remunerados, en la misma proporción que la existente en los países exitosos.
Estimado Modesto, la meritocracia sin la ética de la persona no funciona. Sino, veamos a los ex presidentes (Toledo, Kucinsky) que hemos tenido, con excelentes meritocracias, curriculums y terminaron como grandes corruptos. Así como otros ex ministros con alta meritocracia. Debe evaluarse la honestidad de los funcionarios públicos en paralelo con su meritocracia. Para evaluar su honestidad no queda otra prueba que la prueba del polígrafo, como lo hacen en los países nórdicos y en otros.
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Estimado Modesto, la meritocracia sin la ética de la persona no funciona. Sino, veamos a los ex presidentes (Toledo, Kucinsky) que hemos tenido, con excelentes meritocracias, curriculums y terminaron como grandes corruptos. Así como otros ex ministros con alta meritocracia. Debe evaluarse la honestidad de los funcionarios públicos en paralelo con su meritocracia. Para evaluar su honestidad no queda otra prueba que la prueba del polígrafo, como lo hacen en los países nórdicos y en otros países.
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