Institutos de Investigación: las renuncias continúan
Escribe Modesto Montoya
La República, 14 de marzo de 1986
Un noticiero televisivo anunció la renuncia de cinco científicos, con grados de doctor, del Instituto Geofísico del Perú (IGP), según ese mismo noticiero, la renuncia se debió a que, en la empresa privada los científicos iban a ganar 10 veces más que los doscientos dólares que les pagaba el IGP. Aquellos que se quedan, añadió: “los hacen por amor a la camiseta”. Esto es lo que se llamaría caricatura de noticia, lesiva para la imagen de los investigadores, científicos que ya han soportado un largo menosprecio de los gobiernos. Veamos entonces algunos elementos esclarecedores sobre el mencionado punto.
La Asociación de Profesionales del IGP envió una carta (20 de febrero de 1986), al presidente del IGP, en la cual se hace notar que el pacto colectivo en discusión no contempla ni resuelve las mínimas aspiraciones de los asociados, añadió, que si no hay respuesta positiva a las demandas lamentarían considerar sus alejamientos de la institución.
La verdadera razón de las inquietudes “que tienen los profesionales de la ciencia es el ahondamiento del abismo existente entre los sueldos de directores que ejercen tareas administrativas” y los sueldos de los profesionales y científicos que no tienen cargos directivos. Por otro lado, en el IGP existen dos regímenes saláriales: el régimen de la Ley 4916 correspondiente a servicios privado y el régimen de la Ley 11377, correspondiente a los empleados públicos.
Es conocido que en el sector público ha sido creado un abismo entre los sueldos de los funcionarios (y aquellos que tienen cargos de confianza) y los sueldos de los empleados sin cargo directivo. Esta diferencia de regímenes saláriales en el IGP ha agudizado a las tensiones dentro de la comunidad profesional de esa institución. Pero existe también el descontento de los profesionales jóvenes porque el programa de capacitación, dicen, no permite la obtención de niveles científicos académicos como era el caso en años pasados.
EL abismo salarial, mencionado en el caso del IGP, se ha creado también, en el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN), aquí ha sucedido algo particularmente especial. Los trabajadores del IPEN están bajo la Ley laboral 4916. El Sindicato de empleados del IPEN hacen saber mediante un comunicado, que el 26 de diciembre último a las 5:00 p.m. los directivos del IPEN le presentan un acta de pliegos de reclamos que deberían ser gestionadas a la mañana siguiente, sin cambio. En esa acta se acordaba una escala salarial que exageraba la diferencia entre los directores y los profesionales nucleares “si no firman no hay aumento para nadie”, fue la amenaza. Los dirigentes firmaron contra su voluntad, sabiendo que la empresa era real “todos estamos de acuerdo, incluyendo quienes han firmado, que el incremento a los directores es excesivo”, dicen los dirigentes en otro comunicado.
La tensión existente en el IPEN es aumentada por el hecho que durante el movimiento laboral, llevado a cabo por empleados, los dirigentes hicieron un bloque de apoyo en torno al ex presidente del IPEN; quien fue cambiado por el actual gobierno. Hoy son esos directores los que se ven favorecidos en la injusta escala de haberes.
Estos ocurridos en el IGP y el IPEN muestran claramente que no hay, hasta ahora una voluntad de apoyo eficaz hacia los trabajadores de la ciencia. La renuncia de profesionales no son producto de un mezquino cálculo de dólares sino la consecuencia de un continuo menosprecio de la actividad científica.
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