Entre sus vecinos, sólo Bolivia está peor que Perú en producción científica. No se podrá cambiar esa incómoda situación mientras el Congreso de la República se niegue a debatir los temas relacionados con la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, aunque la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación aprobó el proyecto de Ley sobre la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, la mesa directiva del Congreso no lo lleva al Pleno para el debate correspondiente.
El Congreso de la República del Perú tiene una intensa actividad, ampliamente cubierta por los medios de comunicación. Los temas que le preocupan abarcan todos los aspectos imaginables, excepto el que tiene que ver con el futuro del país: ciencia, tecnología e innovación.
Es harto conocido que los países que hoy son desarrollado, para serlo, establecieron una de política de decidido apoyo a los sectores de educación, ciencia y tecnología. Sin embargo, el Congreso de la República del Perú no tiene tiempo para debatir los proyectos de Ley que el Ejecutivo le ha presentado. Se ha convertido en una muralla contra todo avance en esos temas cruciales para el despegue del Perú.
La política en ciencia y tecnología peruana parece estar diseñada para la exportación de talentos. Los innumerables científicos jóvenes que estudian en el extranjero entrevistados por http://www.cienciaperu.tv señalan que no regresarán al Perú mientras no haya las condiciones para hacer ciencia, y no exista una carrera del investigador para contar con puestos de trabajo y promoción por producción.
Un investigador científico en el Perú con doctorados en el extranjero y elevada producción científica que trabaja en una universidad o instituto de investigación estatal tiene una remuneración equivalente a la cuarta parte de lo que reciben funcionarios públicos que apenas tienen una maestría nacional. Peor aún, los investigadores estatales terminan sus días en indigencia.
Los institutos públicos de investigación (IPIs), altamente burocratizados, cuentan con un número de investigadores menor que cualquier grupo promedio de investigación de los países desarrollados. Más aún, esos institutos están desarticulados y no colaboran entre sí.
Para cambiar esta situación se requiere un ministerio de ciencia y tecnología que en el Consejo de Ministros proponga y defienda los proyectos de Ley que optimicen el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SINACTI).
En la actualidad, se cuenta con el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CONCYTEC), que no tiene voz en el Consejo de Ministros ni el poder para optimizar el SINACTI. En esas condiciones, seguiremos con Bolivia en la cola de la copa ciencia del vecindario andino.

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