Las guerras surgen por disputas de riquezas, que en el siglo XIX significaban recursos naturales. Hoy, la riqueza crea con conocimiento, con la propiedad intelectual. Por ello se ha firmado tratados internacionales para respetar las patentes. Ahora las riquezas de un país están relacionadas con las patentes con las que cuenta.
Por ello, la nueva guerra es por atraer los inventores del mundo. Para ello, no es necesario violencia, basta con ofrecer oportunidades y un trato especial a los talentos en ciencia y tecnología.
Más de la mitad de los investigadores en EEUU son asiáticos, los que serán atraídos por sus países de origen.