Varios países han visto, si no una segunda ola, al menos un preocupante resurgimiento de casos. Las infecciones y muertes han aumentado en Irán, donde las autoridades pensaron que habían domado uno de los peores brotes del mundo. Las escuelas se han convertido en un vector de infección en Israel.
En Arabia Saudita, donde la primera ola nunca se rompió, los médicos informan un aumento inesperado de hospitalizaciones y muertes. Sin embargo, los gobiernos son reacios a cerrar de nuevo justo cuando sus economías vuelven a la vida.