Adiós, tía Genera. Gracias por haberme enseñado a vivir en mundos de alto riesgo
En mis tiempos de pastor, significaste seguridad en un mundo de quebradas, laderas, tempestades, rayos, truenos, granizo, zorros, culebras, arañas, tarántulas y tantos riesgos naturales.
Avizorarte entre tinieblas hacía palpitar de alegría mi menudo cuerpo de pastorcillo. Esfumaste mi soledad con tu conversa pastoril con historias maravillosas sobre los Montoya que llegaron a Salpo. Me contaste cómo me cuidabas en mis primeros días de vida, apoyando a la mamá Clarita. Junto a ti, el regreso al pueblo después de la jornada pastoril se llenaba de alegría.
Un día de tempestades con caminos bloqueados, empapado, casi gateando por una empinada ladera resbalosa llegué a la casa de “Las Minas”. Recobré la alegría y optimismo al verte esperándome. Me cubriste con frazadas de lana, junto a un fogón donde me preparaste un reanimador caldo caliente de papa seca.
No pudiste con la pena al recordar el 15 aniversario de la partida de tu compañero, Leonardo Zavaleta (18 de enero 1929, 12 de marzo del 2005)
Ya no estarás conmigo, querida tía. Nos dejas en este mundo de virus, corrupción, inseguridad e injusticias. Sin embargo, tus enseñanzas y tu cariño me dan valor para seguir la aventura fuera de las tierras donde vivimos nuestros mejores años.
Dr. Modesto Montoya,
Reciba mi sentido pésame por tan sensible pérdida.
Gracias por compartir un testimonio de vida.
Con aprecio.
Rolando Alfaro
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