Los niños constituyen el potencial con el que se desarrollará un país. Cada niño que reciba una educación positiva será un elemento que sostendrá el desarrollo. Los niños que no tengan esa suerte, serán candidatos al desempleo y a las tentaciones inherentes a la supervivencia.
Ninguna política para combatir las consecuencias de la falta de educación de los adultos será eficiente. Se observa que las publicitadas campañas represivas de la delincuencia parecen exacerbarla. Todos los males sociales aumentan en un país que no apostó oportunamente por la educación.
La educación empieza con el conocimiento científico para usar óptimamente los recursos de nuestro entorno (alimentación y costumbres saludables, consumo de información útil, protección del ambiente, etc.) y evitar los riesgos (alimentos dañinos para la salud, programas tóxicos e intrascendentes de radio y TV, entre otros).
La educación exitosa incentiva la curiosidad, la creatividad, la investigación y la innovación. Los maestros buscan las tendencias positivas naturales de cada niño para incentivarlas y convertirlas en modo de vida en beneficio de la comunidad.
Hay varios países que salieron de la pobreza luego de prestarle prioridad a la educación.
Finlandia, país que cuenta con educación estatal para todos, ricos y pobres.
Singapur se transformó económica y socialmente con políticas educativas.
China surge como potencia gracias a su sistema educativo.
Priorizar la educación significa pagar decorosamente bien a los maestros. En los países exitosos es impensable que un juez o un congresista gane 20 veces de lo que gana un docente. Docentes, jueces y congresistas tienen remuneraciones similares.
Para que el Perú empiece a ver el final del túnel en el que nos encontramos por las políticas equivocadas, tenemos que apostar por la ciencia, que significa conocimiento, el que se logra con una educación que libere el potencial de cada niño en beneficio de la nación y de la humanidad.