Soy Modesto Montoya, profesor principal de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) e investigador calificado por el CONCYTEC.
En una serie de entrevistas he constatado el orgullo que sienten alumnas y alumnos de ser parte de nuestra casa de estudios. Algunos dicen haber ingresado luego de haber postulado cuatro veces. ¡La UNI a nada! era el lema que los mantenía en el intento.
En una ceremonia de graduación de alumnos de la Facultad de Ciencias me sentí contagiado por júbilo que expresaban cada uno de ellos.
Los padres que los acompañaron vivieron la mayor satisfacción de sus vidas. La experiencia me hizo recordar a un campesino que, dirigiéndose a un descendiente de un acaudalado empresario minero, dijo: ustedes usan trinches (tenedores) de plata, pero yo tengo mi hijo en la UNI.
También he entrevistado a escolares provincianos que visitaron la UNI. Ellos preguntaban cómo hacer para ingresar a la UNI y luego hacer de posgrado en universidades de nivel mundial.
Todo ello me lleva a contar mi experiencia, la que espero sirva de algo a las juventudes ávidas por enfrentar los retos académicos y profesionales propios de estos tiempos en los que la riqueza está en el conocimiento.
Nací en Salpo, a 3500 m.s.n.m, provincia de Otuzco, departamento La Libertad. Entre 8 y 11 años fui educado por mi abuelo José e terminé mis estudios en la Escuela Fiscal 255 de Salpo. Aprendí cómo obtener lo necesario para la escuela. Ingresé a las minas para extraer el material para elaborar tizas para la Escuela. Exploré las laderas buscando arcilla para los trabajos manuales. Los domingos hacía de pastor de ovejas para aprender sobre la vida animal. Participé en todos los procesos de la agricultura. Mi abuelo incentivaba mi curiosidad enseñándome a observar los fenómenos naturales y a tratar de comprenderlos.
Bajé a Chimbote con mis padres a vivir en el Barrio Bolívar, donde recuerdo haber plantado nuestra casa de esteras, sin agua ni desagüe. Mi padre me matriculó en el Instituto Técnico Nª 36, para ser electricista. Hice mis prácticas en la Empresa Siderúrgica SOGESA (hoy Sider Perú).
Lo que más me gustaba en el Instituto eran las matemáticas y los experimentos de electricidad. Cuando preguntaba cómo se producían los fenómenos sobre los que basa el funcionamiento de los motores, generadores y transformadores, me respondían que eran propiedades de la física.
Fui becado para estudiar como interno en el Politécnico José Pardo de la avenida Grau en La Victoria. Mi interés por comprender los fenómenos físicos me decidió a postular a la UNI, para lo cual me preparé sabiendo que el no haber seguido la secundaria normal era una desventaja.
En mi preparación, luego de cada clase resolvía problemas basándome en los principios de la teoría. El resultado lo comparaba con el solucionario. Poco a poco aprendí a razonar de manera lógica y aplicar los teoremas y postulados para resolver problemas de matemáticas. También a comprender las propiedades físicas para resolver los problemas correspondientes. De ninguna manera trataba de memorizar cómo resolvían los problemas.
En los meses de preparación me olvidé de las diversiones juveniles. Mi razonamiento fue simple: cada competidor que se va al cine, gano un lugar en la tabla de notas.
El examen de admisión constaba de cuatro pruebas. El primero: aritmética y algebra. El segundo geometría y trigonometría. El tercero: física y química. El cuarto: cultura general.
El primero lo di en la Facultad de Civiles. Abrí con mucha ansiedad la prueba y enfrenté el primer problema. Lo resolví fácilmente, lo que me brindó confianza y tranquilidad.
Luego del tercer examen tenía un puntaje que aún si sacaba cero en el cuarto, ingresaba. Indescriptible la satisfacción de ingresar a la UNI a la que se ingresaba y se ingresa solo si se tiene placer por aprender.
En los estudios dentro de UNI apliqué el mismo método. Clase seguida, ejercicios basados en la teoría aprendida, jamás buscar memorizar procedimientos de los ejemplos resueltos. Uno se acostumbra.
Los resultados son satisfactorios. Al ver mi placer por aprender, mi profesor tutor obtenía para mi una serie de facilidades. Con beca de la Fundación Ford hice mi maestría en Ciencias. Fui nombrado profesor de la UNI. Me enviaron becado a la Universidad de París.
En París apliqué el mismo método. Al término de año, me informaron que a me encontraba entre los que iban a recibir un contrato de la Dirección General de Ciencia y Tecnología para realizar mi tesis, con la que obtuve el doctorado en física nuclear y física de partículas; luego de lo cual me propusieron un contrato para realizar una tesis especial con la que obtuve el doctorado de Estado.
A mi regreso al Perú, además de investigar en física nuclear, gran parte de mi vida a incentivar a la juventud para que sigan su pasión por la ciencia, convencido que con la ciencia haremos del Perú un país grande y todos estaremos más orgullosos de ser peruanos.