Foto tomada de «El Comercio»
En una república, los ciudadanos gobiernan vía sus representantes.
Una abrumadora mayoría de ciudadanos ha manifestado su voluntad de extirpar la corrupción y en ello se ve representado en dos jóvenes fiscales.
El Fiscal de la Nación los ha destituido, apoyado por dos partidos elegidos para representar precisamente a esos ciudadanos.
Es un flagrante acto de provocación que pone a dura prueba la capacidad de indignación de los peruanos.
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