Alemania acaba de aprobar una ley para promover la inmigración de trabajadores y profesionales calificados que necesita con urgencia la economía del país.
El ministro del Interior, Horst Seehofer, conocido por su política antiinmigración, se pone a tomo con la guerra por talentos del mundo: “Necesitamos mano de obra de terceros países para asegurar nuestra prosperidad y ocupar los puestos vacantes” dijo.
En Perú la situación es diferente. Tomemos el ejemplo de la univeridades estatales. El número de profesores nombrados está practicamente congelado hace 40 años. Solo hay puestos de contratados temporales. Así, si un científico peruano doctorado en el extranjero quisiera regresar, las universidades estatales sólo le pueden pagar menos que al policía peor pagado.