Agradeceré compartir por el bien del Perú…
Una familia escoge un tipo de educación que le permita lograr el mejor nivel de bienestar que sea posible a cada uno de sus hijos. En la decisión debe tomar en cuenta que el resultado de la educación dependerá fundamentalmente de aptitud y la actitud intelectual del educando: “lo que natura no da Salamanca no presta”, dice el proverbio latino.
Por decir de algunos líderes de opinión, a ciertas universidades criollas les interesa más la capacidad económica del alumno que sus aptitudes para estudiar. Los niveles de exigencia para graduarse está al alcance de casi todos, pero las pensiones de una reducida minoría.
El Estado tiene todo el poder para evitar que esta realidad siga deteriorando la calidad de profesionales que trabajan en el Perú. Basta con tomar un examen general por disciplina a los egresados de los colegios para seleccionar a los que tendrán derecho a seguir una carrera universitaria.
Paralelamente, para los estudiantes con bajos recursos económicos, el Estado debe potenciar las universidades estatales emblemáticas, otorgándole los recursos para incorporar docentes bien preparados y levantar una infraestructura moderna.
Por ahora, el Estado parece conforme con la situación arriba descrita. El número de profesores y alumnos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Universidad Nacional Agraria La Molina, por ejemplo, desde hace 50 años tienen el mismo número de profesores y de alumnos, respectivamente.