Donde deben ponerse los recursos para disminuir la delincuencia

La delincuencia toma diferentes formas, la más temida de las cuales es la relacionada al terrorismo. Está la delincuencia callejera, carteristas, asaltantes, mineros ilegales, sicarios, entre otras formas. Viéndolo así, en el Perú, desde los 80, la delincuencia no deja de aumentar. ¿Qué hacer?

Para combatir la delincuencia debe conocerse su origen. Los estudios abundan en el mundo. Los políticos, aparentemente, los ignoran. Pongamos solo un ejemplo. José Guadalupe Salazar y colaboradores sobre Factores asociados a la delincuencia en adolescentes de Guadalajara, Jalisco concluye:

«De los 122 expedientes estudiados, 50 por ciento fue de delitos contra la salud y el otro 50 por ciento de robo. Del total de los expedientes, 82 por ciento corresponde a jóvenes del sexo masculino y 18 por ciento del femenino. Entre ellos, la presencia de consumo de drogas fue similar por sexo: 70 por ciento de los jóvenes masculinos y 68.2 por ciento de las mujeres consumieron drogas; 76 por ciento de los hombres vivían en un entorno de marginación, así como 63.6 por ciento de las mujeres; 39 por ciento de los hombres y 63.6 por ciento de las mujeres presentaron una situación económica familiar insuficiente; 75 por ciento de los hombres y 68.2 por ciento de las mujeres vivían en esos momentos con los padres, el resto señaló vivir con otro pariente, en la calle o con amigos; 83 por ciento de los hombres y 77.3 por ciento de las mujeres reportaron maltrato familiar.»

El rol del sistema policial y judicial es llevar a los delincuentes a las cárceles. Franz Vanderschueren, en su trabajo «Prevención de la criminalidad» en cuanto a sistema represivo estatal señala:

«Por otra parte, las sanciones que impone son poco adecuadas a la pequeña delincuencia, porque las cárceles y las multas no constituyen instrumentos de rehabilitación y no pertenecen a la justicia restaurativa. Además, la ineficiencia de la justicia y la impunidad frente a delitos como el lavado de dinero, el crimen organizado, la participación en actividades mafiosas, la corrupción, la violación de derechos humanos, constituyen factores que favorecen los comportamientos delictuales y la percepción de impunidad. Las cárceles, considerando las raras excepciones de cárceles modernas y experimentales, son una escuela en materia de perfeccionamiento técnico y de construcción de redes para delin- 3 cuentes. Además, la circulación de drogas en las cárceles y la promiscuidad agraven la delincuencia.»

Combatir la delincuencia toma dos décadas, que empieza por mejorar la educación, sobre en ciencia y tecnología, que es lo que genera riqueza, bienestar. Más policías, abogados, jueces y penitenciarios mejor pagados que los maestros solo lleva a disminuir las probabilidades de éxito.

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