Las prioridades que presta el Estado a la educación se evidencia en las condiciones que se desarrolla el sector frente a otros. La diferencia entre las remuneraciones estatales señala a la juventud a qué debe dedicarse. El resultado, luego de 200 años con esa diferencia, se ve en las condiciones que deben enfrentar los niños para aspirar a una vida mejor.
Los peruanos que amen a sus niños tienen que organizarse para exigir igualdad de oportunidades en el terreno de la mejor y trascendente competencia: la educación.
Publicación: El Comercio
Fecha: 031094
Edición: Nacional
Sección: Opinión Nacional
Página: A02
Autor: Modesto MONTOYA
Título: Realidades educativas
Escribe: Modesto Montoya
En el espacio de una semana, inesperadamente, una violenta avalancha cayó sobre las frágiles bases que sostenían el optimismo de aquellos que, deslumbrados por la propaganda, empezaban a ver la salida del abismo en que se encuentra la realidad educativa del país.
Recientemente participé en un programa televisivo sobre niños y jóvenes talentosos. Se mostró, descarnadamente, la desoladora realidad por la que pasan los más brillantes alumnos de la Universidad peruana. Los jóvenes que se presentaron pusieron en evidencia la falta de apoyo para dedicarse a los estudios y el asesoramiento inadecuado por parte de sus profesores para optimizar el proceso de su formación. Pero lo que sobrepasó lo imaginable fue que el estudiante Wilfredo Ruiz, quien había ingresado a la Universidad Nacional de Ingeniería y a la Pontificia Universidad Católica del Perú -a esta última, con la mejor nota de toda su historia- después de dos días del programa muera de la enfermedad sinónimo de pobreza y abandono: la tuberculosis.
¿Qué está pasando en nuestro país para dejar morir a la élite intelectual? En cualquier país medianamente desarrollado, sólo por ser brillante, este joven habría gozado de las mejores comodidades para seguir sus estudios.
Coincidentemente, el rector de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, Ing. Pedro Villena, invitó a Wilfredo Ruiz para participar en el II Encuentro Nacional de los Mejores Estudiantes de la Universidad Peruana, que se llevó a cabo en Ayacucho y que tomó el nombre de Wilfredo Ruiz. La irremediable ausencia de Wilfredo Ruiz en el mencionado certamen fue la inocultable prueba de que las cosas en Educación no van por buen camino, que empeoran día a día.
Sobran argumentos y discursos. Como si no fuera suficiente, al encuentro de los mejores estudiantes sólo participaron 12 de la cincuentena de universidades existentes en el país. La mayoría no pudo asistir por falta de apoyo de sus autoridades. ¿Cómo es que los rectores pueden reclamar mejores condiciones remunerativas cuando al mismo tiempo se olvidan de premiar a sus mejores estudiantes, enviándolos a un encuentro con sus colegas de todo elpaís? El Ing. Pedro Villena tiene razón cuando señala que en el Perú se apoya a los mejores deportistas al mismo tiempo que se olvida a los mejores estudiantes. ¿Por qué? La pregunta va en el mismo sentido que otras como ¿por qué seguimos pobres? y ¿por qué la tuberculosis rebrota en nuestro país?
Entre las conclusiones a las que llegaron los participantes al mencionado encuentro se tiene el
reconocimiento de que la investigación es la base de la universidad. Al mismo tiempo, manifestaron no contar con asesoramiento de los profesores para realizar investigación.
Para completar con el sombrío panorama, ante la pregunta de una periodista sobre por qué existe una diferencia abismal entre las remuneraciones de los magistrados y los docentes universitarios -que debería estar a la par, según la ley- el Ministro de Educación respondió que es una cuestión de limitaciones de caja. Parecería lógico que si no hay dinero y dos grupos deben tener las mismas condiciones, ambos tendrían que recibir poco. La verdad de todo es lo de siempre, la Educación no es prioritaria para este Gobierno.
En conclusión podríamos decir que un Gobierno que económicamente trata a sus profesores universitarios peor que los conserjes del Congreso, con sueldos insignificantes en comparación al que reciben los congresistas, y que no cuenta con sistemas que impidan la muerte de los mejores estudiantes universitarios, simplemente es un Gobierno que tiene valores que no se centran en una comprensible visión y una estrategia de desarrollo. Las construcciones y las computadoras repartidas semanalmente por el Gobierno no pueden ocultar la cruda realidad con la que el país entrará al siglo XXI.
Estimado Modesto, me sorprende que un hombre de mundo, educado con post grados en el extranjero no se dé cuenta que somos una comarca, pueblito, o patio de las grandes potencias, que gracias a sus políticas jamás te darán las directivas para dejar de serlo y que siempre seremos un submundo , en donde el primero que alce la cabeza se la volarán, con diversas y multifacéticas denominaciones, terruco, narco, izquierdista o ultraderechistas y terminará en el mejor de los casos preso porque lo peor será estar muerto.
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A estas etapas del partido llamado vida, pocas cosas me sorprenden…
La tendencia que sigue el país no es para ser optimistas…
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