Los debates en torno a los conceptos de “raza”, cultura y discriminación en el Perú ha generado más confusión e intensificado enfrentamientos entre peruanos sin contribuir a la solución de los problemas nacionales.
En primer lugar, en los humanos no hay “razas”, al punto que en las publicaciones científicas no se usa, simplemente porque corresponde a un concepto que equivocadamente se usó en el pasado, pero que no corresponde a nada real. Lo que es real es nuestra herencia genética de nuestros ancestros. Los análisis genéticos muestran que todos los peruanos tenemos ancestros originarios, salvo aquellos de padres recientes inmigrantes. (“El racismo a la luz de la Ciencia”, Ricardo Fujita, 17/05/2014, cienciaperu.tv https://youtu.be/CGG741hQoeQ).
El fenotipo es la apariencia, cómo los genes se expresan en las características físicas de cada uno. En ese campo, salvo las excepciones mencionadas, los peruanos tienen sus particularidades, diferentes a la de los originarios de otros continentes.
El genotipo es producto de la selección natural impuesta por las condiciones climatológicas. Por ejemplo, en las regiones con mayor intensidad de luz solar sobrevivieron las personas con piel más oscura, la que las protege de quemaduras y cáncer.
Los peruanos, como ahora casi todos los países del mundo, tenemos también una diversa herencia cultural. Algunos aspectos culturales provienen de los pueblos originarios y otros de los inmigrantes.
Los pueblos originarios, por su experiencia milenaria, se instalaban en lugares inaccesibles a los huaicos. Los inmigrantes preferían hacerlo al borde de los ríos, como acostumbraban en sus países. El problema empezó cuando los inmigrantes colonizadores tomaron el control de Estado. Ya no se practicó un ordenamiento territorial basado en la ciencia, que es la experiencia. Esta correspondió a los intereses de los colonizadores (Ver p.e. “Las reducciones toledanas a pueblos de indios: aproximación a un conflicto”).
La herencia colonial no sólo destruyó el ordenamiento territorial, lo hizo en muchos otros campos, incluyendo las costumbres, las creencias religiosas, la medicina, entre otros.
Otro mal germinado desde la colonia es la relación entre poder económico y los aspirantes al poder. En el virreinato, los cargos se compraban (Ver “Crisis y Decadencia” de Kenneth Andrien, BCR). Actualmente, hay denuncias sobre financiamiento ilegal de grandes empresas a partidos políticos. Ahora existe una normativa que intenta frenar es vicio (Ver “El Financiamiento de los partidos políticos” de Freddy Sagátegui). Lo que ha tenido mayores consecuencias es el desapego por la ciencia y la adicción a la exportación de minerales que trajeron los colonizadores. Es claro que debe exportarse minerales. Eso nos permite sobrevivir, pero no vivir en bienestar. Una manifestación de un cambio real es la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. El proyecto de su creación está listo para el debate el Pleno del Congreso.