Las bacterias podrían acabar con la humanidad
Extracto de artículo de opinión.
Diario «La República» 22 de enero 1991
Escribe Modesto Montoya
Aunque existe una serie de predicciones, no se con precisión lo que puede pasar en la guerra del Golfo Pérsico. Para tener una idea aproximada de las eventuales consecuencias del conflicto, veamos algunos aspectos de la tecnología de guerra que podría ser usada.
Pequeño invierno nuclear
En caso de ataque nuclear, los efectos dependen de la cantidad de material nuclear liberado sobre el territorio de Irak. Podría deducirse un invierno nuclear en miniatura y la interrupción de las lluvias amazónicas. Esto se debe a que el humo cubrirá la región e impediría que los rayos solares lleguen a la superficie terrestre Otros, sin embargo, calculan que el anhidrido carbónico emitido no será mayor el que libera la ciudad de Los Ángeles, la que quema 2 millones de barriles de petróleo diariamente.
Se ha estimado que el bombardeo nuclear de 100 ciudades, de un millón de habitantes cada una, produciría entre 30 y 150 millones de toneladas de humo en la atmósfera. Teniendo en cuenta la magnitud de los objetivos en Irak, un ataque nuclear produciría sólo una pequeña fracción y sería muy pronto para afectar las lluvias amazónicas.
Por otro lado, mientras que algunos piensan que el incendio no podrá ser controlado durante años, otros opinan que sólo se tardará meses.
La situación, sin embargo, sería, terrible para los iraquíes, quienes sufrirían una repetición de lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki. Para el mundo, los efectos de explosiones nucleares serían del mismo orden que el ocurrido en los ensayos nucleares que se efectuaron en los años 50, dependiendo siempre de la cantidad de explosiones.
Lluvia ácida y envenenamiento del agua
También se teme la lluvia ácida, debido a que el petróleo de Kuwait es rico en sulfuro. Pero la magnitud sería una pequeña fracción del producido por el mundo industrial. El riesgo mayor es la contaminación del agua de la región, la que ahora es la más contaminada de petróleo en el mundo.
Guerra química
Se teme que en la guerra podría recurrirse a las armas químicas. Las armas químicas tienen una historia antigua, especialmente aquellas que queman y provocan incendios, compuestas de sulfuro y humo.
En la primera guerra mundial, los nazis dispersaron cloro en el aire para que el viento lo lleve hacia las líneas defendidas por ingleses y franceses. Hubo miles de muertos. Ambas partes en esa guerra usaron gases venenosos. En defensa contra estos gases se introdujo el uso de máscaras antigases.
Entre los gases más temidos se tiene el gas mostaza líquido que hierve a 217 °C y toma semanas para evaporarse completamente. Es incoloro e inodoro, el olor surge cuando es impuro. El vapor quema la piel, inflama los ojos e irrita los pulmones. Dosis fuertes producen vómitos y fiebre. Para protegerse del gas mostaza debe, haber cobertura total, que no es práctico para las tropas. La población estada sin protección.
En la segunda guerra mundial, las fuerzas en conflicto contaban con gases mucho más sofisticados, pero no fueron usados. Los alemanes contaban con gases que atacan los nervios, que fueron inventados en 1944. Estos gases son mucho más tóxicos que el gas mostaza y son de naturaleza altamente letal. El líquido ataca la piel y el vapor produce efectos graves en los pulmones. Son líquidos a temperatura ambiente y los gases son incoloro como inodoros, pudiéndose usar como aerosol. En 1915 también se inventó el fosfógeno,10 veces más tóxico que el cloro, aunque los efectos surgen varias horas después del ataque.
En 1950, los químicos británicos inventaron gases nerviosos más tóxicos, los que se evaporan más lentamente. Se piensa que una gota de líquido es absorbida por la piel y causa muerte. La producción anual de gases nerviosos es tremenda. En la conferencia Pugwash, en 1959, se señaló que se produce entre 500,000 y 600,000 toneladas anualmente.
Los gases nerviosos perturban el control de los músculos, el que se realza través de señales eléctricas cerebrales. Se pierde coordinación y los músculos vibran. Estos gases afectan las piernas, los brazos, los músculos respiratorios y otras funciones fisiológicas.
Los nazis introdujeron los lanzallamas en la primera guerra mundial. Los norteamericanos inventaron el napalm, y lo usaron en Vietnam. El napalm arde lentamente, pero a temperaturas elevadas. Se trata de una jalea de gasolina con ácidos náfticos y palmíticos. Lanzado al blanco se pega a éste hasta quemarlo.
Otra «maravilla» es el fósforo blanco que es usado en combinación con una pequeña carga altamente explosiva. Produce humo blanco y es incendiario. Las pequeñas partículas lanzadas queman a personas más intensamente que el napalm.
Cabe señalar que las armas químicas utilizadas como veneno son eficaces.
Armas biológicas
Más temibles que las armas químicas son las biológicas. Estas armas no han sido usadas contra seres humanos en este siglo. Sin embargo, los nazis contaminaron la caballería rumana en 1914.
Los gérmenes tendrán menor efecto cuanto mayores facilidades hospitalarias tengan los agredidos. Las cosas se agravarían si son atacados los animales domésticos o las plantas. En la guerra puede usarse para defoliación contra bosques y plantaciones de granos.
El riesgo mayor de las armas biológicas reside en el hecho que las epidemias introducidas en una región pueden difundirse a nivel mundial y ser incontrolables.
Los científicos por la paz
La inteligencia del hombre se revela al mismo tiempo beneficiosa y peligrosa para la vida en comunidad. Conscientes del riesgo que corre la humanidad por la carrera militarista, los científicos han comenzado a organizarse desde hace varias decenas de años. Los informes científicos sobre los riesgos nucleares, por ejemplo, y las conferencias que se han realizado, así como las acciones ante las autoridades políticas del mundo, han traído corno consecuencia un proceso de distensión en el hemisferio norte.
La guerra del Golfo Pérsico provocará – seguramente ‑ mayores esfuerzos para conseguir la paz en el mundo. En esos esfuerzos los científicos ‑que en cierto sentido son responsables del avance de la tecnología de guerra‑ tienen que intensificar su campaña para la paz