El pensamiento del gobierno 1993

«La Tele emerge como un espejismo de mundos de riqueza fácil y el asesinato gratuito o
simplemente por el espectáculo de autodestrucción de los hombres»

Alternativa infantil
Escribe Modesto Montoya
«La República, 18 de diciembre de 1993

La espectacular ampliación del dominio de las comunicaciones ha convertido el planeta Tierra en una aldea cósmica, cuyos habitantes pueden seguir los acontecimientos
mundiales en el preciso momento en que se desarrollan. Esta nueva dimensión hace que
nuestros niños tengan a su disposición todas las posibilidades de desarrollo, la mayoría
de las cuales hasta hace poco eran privilegio de unos cuantos. A pesar de ello, nuestros
niños, increíblemente, son prisioneros de un monstruo destructor de cerebros: la tele.
Implacable, ese aparato destruye cada minuto las potencialidades de nuestra niñez. Para
ello usa toda suerte de disparos mortales, actos obscenos de violencia o paralizantes
escenas de tensión extrema. Los padres, por incomprensión del daño, entregan a sus hijos
en brazos del depredador.

La Tele emerge como un espejismo de mundos de riqueza fácil y el asesinato gratuito o
simplemente por el espectáculo de autodestrucción de los hombres; la tecnología al
servicio de la muerte, ávida de escenas de dolor o escándalo. El Estado, estático, se limita
a observar la destrucción con tanta pasividad, que pareciera creerse beneficiario de la
invalidación de las mentes.

Menos mal que el hombre tiene recursos para salir del ciclón y puede tomar un tranquilo
paraje para construir las mentes de los hombres del mañana, satisfaciendo la curiosidad
de los niños de hoy, dándoles los elementos para diseñar y establecer un nuevo país.
Las alternativas son varias. Una de éstas es la que se refiere al conocimiento de los
secretos que, fina y coquetamente guardaba la naturaleza. Los placeres del ser humano
al descubrir cada parcela del universo son suficientemente atractivos como para que los
niños crezcan aprendiendo cosas que constituirán un bello equipaje para un viaje al futuro.

El gobierno actual no tiene confianza en los peruanos. En el sabatino programa radial de
Denis Vargas, un ministro sin la menor preocupación decía que la investigación la hacen
los países amigos. Nosotros tenemos que hacer uso de la diplomacia para que nos la den.
Así, para qué invertir en ciencia y tecnología. Para qué preparar una juventud creativa,
original, competitiva. ¡Dejemos que investiguen los otros!, diremos repitiendo una frase
muy española.

Un grupo de científicos peruanos, tercos, quieren hacer precisamente lo contrario.
Deseamos iniciar un proceso de formación de investigadores científicos y tecnológicos
de primera línea en el mundo. Queremos tener una generación de jóvenes con espíritu
crítico. Anhelamos contar con un equipo de peruanos capaces de, en nombre del Perú y
para el Perú, descubrir fenómenos naturales e investigar cosas nuevas, unión en la
pequeña tierra.

Con esa decisión deseamos reunirnos con los que están convencidos en la trascendencia
de la ciencia y con ellos deseamos celebrar cada año “La fiesta de la ciencia” (La primera
se realizará este año, el sábado 18 de diciembre, en el parque central de Miraflores), en la
que participarán desde el más joven hasta el más experimentado miembro de la familia,
de esa forma estaremos ofreciendo una alternativa a los niños del Perú

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