Al año de gobierno de Fujimori, se vio lo que le esperaba a la ciencia

Un año de Fujiciencia: Cuadratura del círculo vicioso
Escribe Modesto Montoya
Diario «La República», 30 de julio de 1991

La política de reducción del tamaño y participación del estado del presidente Fujimori,
ha llegado también a los laboratorios científico-tecnológicos. Ello da un golpe casi mortal
a la ya debilitada actividad de investigación, habiendo fundadas razones para pensar que
la situación no mejorará en el corto y mediano plazo, siendo imprevisible en el largo
plazo.

La idea base, que guía la nueva política en los institutos de investigación, es la eliminación
o la reducción a su mínima expresión de los proyectos de investigación existentes.
Una prueba de ellos es la reestructuración del ITINTEC.

Entre los proyectos que se han salvado tenemos el proyecto de taza (útil para la
fabricación de ácido gálico y progálico, muy cotizado en el mundo), el que se ha quedado
con un solo profesional. Lo mismo ha ocurrido con el proyecto de ácido carmínico a partir
de la cochinilla (que ha terminado a nivel de planta piloto) y el de pieles y cueros.
Otros proyectos de investigación han sido suprimidos. De los cerca de 120 profesionales
y técnico han quedado la mitad en otros rubros.

La investigación en los institutos sería reemplazada por actividades de promoción e
investigación científica y tecnológica en empresas privadas. Esta se haría en campos de
interés de la industria y, por supuesto con la participación del sector privado en los gastos
correspondientes. El ITINTEC ha reservado unos 600 mil dólares para dicha promoción.
El ITINTEC es, en ese sentido, uno de los primeros institutos de investigación en haber
llevado a cabo su reestructuración con los nuevos lineamientos de política. El ejemplo
será seguido por los otros institutos.

Mientras que se ha tomado el rumbo arriba indicado, no se ha invertido en la utilización
o mantenimiento de la infraestructura existente, corriéndose el riesgo de convertirla en
irrecuperable. Por otro lado, la congelación de sueldos, que ya eran bajos, ha provocado
la deserción de numerosos científicos e ingenieros. Este “método práctico” de reducción de
personal afectó sobre todo la parte más calificada. Lo grave no fue tanto por los bajos sueldos,
sino la diferencia abismal establecida entre los directivos y los investigadores.

Sin lugar a duda, el éxito del modelo gubernamental en ciencia y tecnología depende de
los recursos que se le asigne. La promoción demanda recursos. Por otro lado, para que la
industria participe en proyectos de investigación deberá de esperarse una reactivación
generalizada de la misma. En un reciente foro sobre el tema el Ing. Guillermo Cox,
Vicepresidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SIN), señalaba que la industria por
ahora tiene como prioridad el reacomodo al marco económico definido por el Gobierno,
y si alguna preocupación por la investigación habría, ésta vendría después de una eventual
reactivación. Pero hasta los más optimistas planificadores de los planes gubernamentales
señalan que la reactivación está lejos.

Queda la cooperación internacional, para lo cual se necesita también una contraparte. Esta
contraparte podría tener su base en la infraestructura física instalada y los investigadores.
Pero, como hemos dicho la infraestructura se deteriora y los investigadores se van. Vemos
pues la dificultad de romper este círculo vicioso que se debe a la falta de recursos o a la
baja prioridad que goza la ciencia

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