Víctor Coronel Chauca ingresó en el año 1967 a la UNI en el primer puesto del examen de admisión general, luego partió a Estados Unidos, es profesor de la City University of New York. Conversaremos con él para saber cómo lo hizo.
Modesto Montoya: Bueno, ¿cuáles fueron tus primeros recuerdos de infancia?
Víctor Coronel: Bueno, yo me acuerdo un poquito de mi infancia en la Oroya, pero muy vagamente. Yo viví en la Oroya hasta los dos años y medio o tres años, caminábamos por las calles inclinadas, vivíamos en lo que se llamaba la Oroya Nueva y mi abuela allí tenía su negocio de almacén, vendía abarrotes. De allí nosotros nos mudamos a Chosica, tendría 4 años de edad, fui a una escuelita particular y luego a una estatal. Recuerdo que la profesora de la escuelita particular nos hacía pelar las arvejas de su almuerzo y aprender a contar, contábamos las arvejas. Increíblemente, ahora es un campo popular, la Universidad de Harvard por ejemplo tiene un curso que se llama “Física de la cocina”. Bueno yo diría que una de las tareas para los niños es que aprendan a contar, aprendan fracciones, enseñándoles lo que es la mitad de un melón, un cuarto de un tomate, un quinto de un limón, etc. Ahora hay libros, por ejemplo este libro que ha salido recientemente “La ciencia y la cocina” (Science and Cooking) que es un resumen del libro de la Universidad de Harvard sobre la ciencia del cocinar que se da a los alumnos que no van a seguir ciencia. Entonces, ya está saliendo la moda de muchos libros. Aquí tengo otro de “La física y la danza” (Physics and Dance) para los que les gusta bailar. Yo sé que a tu hijo David le gusta bailar tango, hay el mecanismo de los torques, de la fuerza, etc. Bueno, pero esa profesora, queriéndolo o no, no sé, en el proceso de que la ayudábamos a preparar su comida, nos enseñaba a contar y nos decía “ésta es una unidad (la arveja), la abría y decía aquí hay cinco bolitas, estas son sub unidades de la arveja”, me acuerdo de eso.
De allí pasé a un colegio de San Martín de Porres, que era lo que se llama un barrio pobre, una invasión. Para ganarse el favor del presidente de ese entonces, le pusieron a la avenida principal “Manuel Odría”. Y bueno, le dieron el título del terreno a mucha gente, nosotros no estábamos allí todavía, llegamos unos meses más tarde y compramos un terreno que tenía una persona que conocíamos. Ese terreno estaba relativamente barato porque estaba frente a la Hacienda Condevilla. Para nosotros fue un paraíso, porque en vez de vivir entre mucha gente, vivíamos al borde y teníamos todo el campo allí al frente y cuando teníamos demasiada hambre íbamos y agarrábamos, “expropiábamos”, maíz cuando estaba crecidito. Pero era una vida sana sin darnos cuenta, porque teníamos el campo al frente, era como vivir en una casa frente a un parque grande como los de ahora en Lima.
Modesto Montoya: La vez pasada, cuando vi una foto por internet de la casa de la actriz Angelina Jolie, rodeada de naturaleza, yo decía ¡pero tanta plata paga esta gente para vivir igual como viven los campesinos!
Víctor Coronel: No solamente pagan bastante plata para vivir, sino también para comer como comen los campesinos que no son demasiado pobres, porque el campesino pobre sufre mucho. El campesino que tiene un poquito come como el rico de Estados Unidos. Y el peruano de clase media, come como el pobre de Estados Unidos. El peruano de clase media quiere comer Kentucky Fried Chicken, no quiere comer quinua, quiere comer su Mc Donalds, no quiere comer su sopita de cabeza de ternero, su patasca, su shámbar. Ellos comen como el pobre de Estados Unidos. Y el rico de Estados Unidos come como el no tan pobre peruano del campo. Come sus verduritas sin insecticidas, orgánicas, su pollito criado en casa, orgánico. Y acá pues un pollo orgánico la libra vale entre 8 y 20 dólares, dependiendo donde lo compres. El kilo de pollo está más o menos entre 20 y 45 dólares.
Modesto Montoya: O sea que tú estabas comiendo como un rico de allá.
Víctor Coronel: Yo estaba comiendo como un rico de allá sin darme cuenta.
Modesto Montoya: Y allí, también me acuerdo que se fundó la gran unidad José Granda.
Víctor Coronel: Claro, esa es la otra parte de la historia. Para el primer año de primaria yo fui a un colegio en Barrios Altos. Mis padres se divorciaron y mi padre vivía en Barrios Altos. Fuimos con él a un colegio que se llamaba “Cristo Rey” que quedaba en la avenida Ancash en la cuadra 9, donde vivían en esa época bastantes criminales, Tatán era bien famoso en esa época. De allí, del Cristo Rey pasé a San Martin de Porres al Colegio 507, terminé allí la primaria. Luego fui al colegio Ricardo Bentín en el Rimac, tuve la suerte de que al frente del Ricardo Bentin había una biblioteca. En esa época todavía daban becas para los alumnos que tenían bajos recursos. No sé si ahora existe, pero ojalá que sí, incluía ir a almorzar al comedor popular que quedaba a unas tres cuadras por la avenida Francisco Pizarro. En el colegio en esa época se iba a clases de 8 a 11.30 a.m. algo así, salías a tu casa a almorzar y regresabas a las 3 p.m. y estabas allí hasta las 4.30 o 5.00 p.m. Entonces, como yo tenía beca para almorzar, almorzaba allí en el comedor popular en la Av. Francisco Pizarro y tenía dos o tres horas para mataperrear. Al principio me juntaba con los muchachos que se metían al edificio del colegio Bentin que tenía unos muros, nos metíamos por el fondo cerca del estadio y allí jugábamos fulbito. Pero un día entré a la biblioteca, recuerdo que había una sección para niños, éramos considerados niños todavía y que tenían las revistas Tintín de Francia, de Hergé. Era bonito leerlas, “Viaje a la luna parte una parte dos”, me entusiasmé con la lectura y empecé a leer libros sobre la naturaleza, los tigres, los dinosaurios, etc.
Modesto Montoya: Allí empezó tu gusto por la lectura.
Víctor Coronel: Exacto. Allí empezó y a veces nos quedábamos mucho tiempo en la biblioteca y llegábamos tarde a clases. Entonces cuando terminé el segundo año, como yo tenía un montón de tardanzas me pusieron en conducta 11 o algo así. Y salió una regla de que para seguir en el colegio Ricardo Bentin tu promedio de los dos últimos años en conducta tenía que ser mayor de 24 o 25 creo, y el mío era 23, me dijeron que no podía continuar en el Bentin por mala conducta, así estaba en el papel.
Modesto Montoya: Víctor Coronel mala conducta, igual que Tatán.
Víctor Coronel: Felizmente que mi abuelo en Chosica era Presidente de la Asociación de Padres de Familia del Colegio Pablo Patrón de Chosica, me aceptaron allí y fui a estudiar el III de secundaria. Tuve bastantes amigos, uno de ellos que no sé si está retirado o no, no sé si has escuchado de él, que se llama Armando Yarleque Chocas, él es herpetólogo, especialidad que estudia las culebras.
Modesto Montoya: Algo he escuchado. ¿De San Marcos?
Víctor Coronel: Es un profesor medio ciego, de San Marcos. Él es un amigo. Pero mi mamá se enteró que en el José Granda iban abrir las secciones de IV y V año de secundaria, al frente de mi casa, no lo pensó dos veces y me inscribió allí. O sea que terminé IV y V de secundaria en el José Granda.
Modesto Montoya: ¿Cómo te preparaste para ir a la UNI?
Víctor Coronel: Para ir a la UNI, mi hermano mayor Francisco que estaba un año más adelantado, cuando yo estaba en III de secundaria, él estaba en IV, sí terminó todos sus estudios en el Bentin y se iba a la Academia ACUNI. Para suerte de nosotros, la Academia ACUNI quedaba cerca del colegio Bentin, caminabas por la calle Francisco Pizarro hasta el cruce con Tarapacá creo, pasando el Fuerte Hoyos Rubio, en el Rímac, brigada número 9, y allí está la primera puerta de la Academia, cerca del Pabellón principal se dictaban las clases de la ACUNI. Francisco gorreaba las clases y bueno él se preparó bien, ingresó a la UNI. Entonces, ya me tenía preparado el terreno, vas a tener que ir a la academia me dijo. Él ingresó a la UNI y vivía en la Casa de Estudiantes de la UNI, compartía dormitorio con Maynard Kong, no sé si te acuerdas de él, y otros dos muchachos mas, generalmente eran 4 personas. Maynard Kong llegó a ser director de la Academia ACUNI y me inscribió a mí, me dieron una beca. Así que me preparé en la Academia ACUNI por un año, con esa facilidad pude ingresar.
Modesto Montoya: ¿Eso fue estando en el colegio o después del colegio?
Víctor Coronel: Cuando estudiaba en el colegio. En las noches había clases, las clases eran de 7 a 9 p.m. y en esa época había el ómnibus verde que paraba en Tacna cruzaba el puente San Rosa, y recogía a la gente para llevarla a la Academia y te dejaba de nuevo en Tacna. De allí tomaba un ómnibus que me llevaba a mi casa en San Martin de Porres. Era fácil, tuve la suerte de que había bastantes ventajas.
Modesto Montoya: Sobre todo poco tráfico porque ir de tu casa de San Martin de Porres a la Av. Tacna e ir a la UNI era un buen trayecto.
Víctor Coronel: Antes no había tráfico. Yo recuerdo haber caminado por Habich desde la UNI hasta la Panamericana, cruzando la Av. Habich que no es un tramo largo, pero había pocas casas allí, y había una fábrica de aceite de algodón industrial para hacer aceite industrial. Tuve la suerte de muchas cosas, había ese transporte casi gratis, no tuve que pagar nada por la Academia y me prepararon bien. Casi por la misma época se me ocurrió estudiar en una de esas escuelas que la llamaban “a distancia”, te mandaban por correo el material, dabas el examen, si pasabas el examen pasabas al siguiente ciclo y si no lo repetías. Era una escuela que tenía un nombre en inglés “Hemphill School” creo que ya no existe. En esa escuela yo seguí el curso de “Electricidad práctica” para conectar cables, hacer instalaciones eléctricas, etc. Nunca había usado aparato de medición porque en la clase de física en la escuela todo era teoría nada más. Tú escribías una fórmula y decías Ok esta es la fórmula para la velocidad final: velocidad inicial más aceleración por tiempo. Te va a dar la A la T y calcula la V final y la V inicial. Pero en estos cursos lo hacían de manera práctica, te explicaban por qué pasa eso, mídelo vas a ver que el voltaje cae a través de la resistencia, que son los focos, etc. Me gustó y de vez en cuando me salían unos cachuelitos para hacer instalaciones eléctricas.
Modesto Montoya: Tú sabes que yo soy técnico electricista. Efectivamente, en esa época me llamaban a instalar un punto. Un punto es un foco y pagaban 150 soles por punto, era buena plata.
Víctor Coronel: Sí era buena plata. Y en San Martín de Porres, donde nosotros vivíamos no había electricidad pública, así que había gente que utilizaba el motor de un auto como generador y vendía electricidad a los vecinos.
Modesto Montoya: Bueno, entonces tú ingresaste increíblemente en primer puesto. ¿Tú esperabas ser el primer puesto en el examen de admisión?
Víctor Coronel: No. Esperaba ingresar pero no ser el primer puesto.
Modesto Montoya: Y entonces fue motivo de una gran fiesta en casa.
Víctor Coronel: No creas, porque yo me acuerdo muy bien que cuando le dije a mi mamá que había ingresado a la UNI, no le dije que había ingresado en primer puesto, se alegró y me dijo, bueno, pero ahora tienes que lavar los platos.
Modesto Montoya: Y en la UNI ¿quiénes eran tus compañeros de tu promoción?
Víctor Coronel: De mi Promoción está allí Yoshimoto Ernesto.
Modesto Montoya: ¿Que se volvió empresario?
Víctor Coronel: Ellos tenían una empresa cuando estudiábamos, que se llamaba “Yohersa Yoshimoto Hermanos” y él se casó con una chica Iris Ninamango, creo que era de tu promoción. También estaba Fernando Ponce Antúnez de Mayolo, ahora está en Arizona State. Y después estuvo Emilio Ley Elías en Química. También Rodolfo Ventocilla, que después se volvió profesor en la Universidad Ricardo Palma.
Modesto Montoya: Y los estudios que hiciste en la UNI ¿fueron muy diferentes al colegio? ¿Te produjo un shock?
Víctor Coronel: Sí, sobre todo el cálculo, entender el concepto diferencial. Me acuerdo que nos dieron un libro en inglés y muchos de nosotros no sabíamos inglés bien así que era un trauma traducir, a veces traducíamos mal. La mayoría de gente se compraba diccionario de español-inglés. Eran dos barreras, primero la barrera intuitiva de entender el límite y segundo la barrera del idioma. Lo otro, que al menos a mi hasta ahora me impacta, es que por ejemplo cuando estudiábamos fricción, en ese tiempo utilizábamos el libro de Halliday Resnick versión español, creo que tu generación utilizó el libro de Alonso Finn. Nosotros usamos Resnick y mi profesor era Víctor La Torre, quien acababa de regresar de Estados Unidos. Muy entusiasta, pero él no hacía nada de demostraciones en el salón y para mi comparándolo con lo que yo he visto acá es lo que nos falta globalmente en el Perú, que no hacen los profesores muchas demostraciones de física y no utilizan eventos ordinarios como el caminar, levantar un peso, para ilustrar la física. Esa algo que yo sentí mal, no entendí el concepto y simplemente dijo Ok una masita muy chiquitita.
Modesto Montoya: Una diferencial de masa. Te chocó, pero al final después que rompiste la barrera ¿te fue fácil o no?
Víctor Coronel: No, en Perú no me sentía cómodo y pensaba incluso cambiar de carrera, me decía parece que en física no estoy bien y pienso que era por falta de diálogo, porque en realidad todos no estábamos bien, la mayoría de alumnos estábamos perdidos. Simplemente que no teníamos el coraje de decirle al profesor “mire no entendemos el ejemplo, podría hacer más ejemplos”. En el caso de muchos profesores no hacían muchos ejemplos, hacían teoría.
Modesto Montoya: Te cuento como anécdota que a mi me pasó algo similar. Me preguntaba para qué demonios sirven estos conceptos tan abstractos, para qué sirve esto en la vida, mejor me voy a buscar trabajo. Y como yo era técnico electricista, me fui a esa fábrica cercana que tú me has hecho recordar, la de aceite, entonces entré y el olor aceite era tan insoportable que gracias a ese olor nauseabundo, regresé para hacer el esfuerzo de comprender esos conceptos abstractos. Me acuerdo claramente de esa anécdota. Supongo que tú pasabas de cerca y ya sentías el olor, pero adentro era terrible.
Víctor Coronel: Claro, de cerca se sentía, sobre todo en la noche, ellos trabajaban 24 horas creo porque yo me acuerdo haber pasado varias noches. En esa época no era la Lima de ahora que hay mucho crimen, si estás caminando solo en la noche te asaltan. No había el concepto ese, tú caminabas y ni pensabas en eso.
Modesto Montoya: Luego partiste a Estados Unidos ¿cómo fue ese periodo, ese proceso?
Víctor Coronel: El proceso fue también una cuestión de suerte. En esa época había un programa que se llamaba LASPAU “Latin American Scholarship Program of American Universities”, un programa de becas para América Latina. La idea de ellos era de que a raíz de que había muchas revoluciones, la proyección era que Rusia tenía mucha influencia ideológica en América Latina. Estados Unidos para contrarrestar consideró que lo que tenía que hacer era crear puestos de trabajo en las universidades para gente que tenía una visión más positiva de Estados Unidos. Entonces ellos dijeron vamos a traer gente de Perú, Chile, Argentina o de toda América Latina para darles una formación básica y que regresen de profesores a sus países. Entonces ellos dijeron vamos a tomar gente que por lo menos haya terminado segundo año de universidad para que estudien dos años y terminen su carrera acá, porque en Estados Unidos son 4 años la carrera para tener un bachillerato no 5 como es en el Perú. Terminan su bachillerado y le damos dos años más para que hagan su maestría que normalmente se hace entre uno a tres años en Estados Unidos.
Modesto Montoya: Pero ¿cómo te conectaste con ellos?
Víctor Coronel: Mi hermano Francisco postuló primero a la beca y la consiguió. La oficina era en la Av. Arenales, en la tercera cuadra si mal no recuerdo, y el Presidente del Comité que representaba a LASPAU en el Perú era Pablo Willestatter, no sé si te acuerdas de él.
Modesto Montoya: Sí, claro. Él trabajó luego en el Organismo Internacional de Energía Atómica.
Víctor Coronel: Bueno, él fue Decano de la Facultad de Ciencias, después se fue a trabajar a este sitio, de las becas de LASPAU. Una entidad que repartía becas, no solamente del LASPAU sino que de otras instituciones también.
Modesto Montoya: Y te fuiste con esa beca.
Victor Coronel: Eso fue ya otra historia. Yo ya estaba un poco desanimado de física quería estudiar ingeniería eléctrica o algo así, y mi hermano Francisco fue al Instituto Tecnológico de Massachusetts a estudiar Matemáticas. No lo llegué a ir a visitar allí, pero llegué a saber que la gente que va al MIT, Harvard, esos sitios, son gente que se dedica fuertemente a sus estudios especialmente en el MIT en esa época y hasta ahora en cierta medida, aunque ya tiene más competencia internacional, pero en esa época el MIT era la institución donde iban los mejores que querían seguir ingeniería, física o química, esa gente estudiaba un montón y gente de Estados Unidos competía con los mejores de India, China, que querían venir al MIT. Era gente que su vida era estudiar prácticamente, no tenían vida social. Entonces no quise tener esa responsabilidad, me dije no creo que aguante tanto. Entonces tenía un amigo colombiano que me dijo, mira yo estoy yendo a un College que se llama Swarthmore y allí hay otros dos colleges más, uno para chicas que se llama Bryn Mawr y otro es para hombres nomás que es Haverford que es un college pequeño en realidad tiene 1200 alumnos nada más, pero allí si vas a Física vas a ser el rey porque allí solamente tienen tres o cuatro alumnos. Así que escogí Haverford en Física porque había una profesora Fay Ajzenberg-Selove y ella era especialista en física de partículas. No sé si tú recuerdas, pero incluso en la UNI ya había la fisura de quien estudiaba física teórica y física experimental. El más hábil estudiaba física teórica y solamente el que era medio burrito estudiaba física experimental, no sé si es cierto pero al menos esa era mi percepción, esa es la idea que nos dábamos entre nosotros. Entonces yo quería seguir física teórica en partículas. Pero cuando llegué a Haverford me enteré que la profesora Fay Ajzenberg-Selove se había cambiado de puesto, se había ido a la Universidad de Pennsylvania, entonces ya estaba en Haverford no me podía cambiar, allí éramos tres alumnos en Física y habían 5 o 6 profesores de Física. A los alumnos nos daban las llaves de los laboratorios, las llaves de la biblioteca de ciencias, éramos reyes porque venían científicos a dar conferencias por las donaciones que había dejado un señor que se apellidaba Phillips. Nos daban en esa época, estoy hablando del año 69-70, $250 que ahorita sería el equivalente a $600 para ir a almorzar con visitantes. Como tenían el presupuesto invitaban por ejemplo a Carlos Rubbia, invitaron a Kip un astrónomo que también era muy famoso y así bastante gente que había ganado el Premio Nóbel, o que habían inventado algo grande, gente que generalmente venía con su esposa, a veces solos, pero además los alumnos de física que éramos tres en mi promoción y dos en otra, en total cinco, a lo mas éramos siete personas y nos gastábamos 600 dólares en la cena. Yo pensé que todas las universidades eran así, me gustó, y dije voy a seguir Física, mi consejero era un profesor que se apellidaba William Davidon, no se escucha su nombre en Perú pero aquí en Estados Unidos era muy conocido porque era bien radical contra la guerra de Vietnam y había sido un físico en su época, de joven, pero ahora más se dedicaba a la política. Su esposa era una dramaturga americana y bueno me cayó muy bien el profesor, era muy buen profesor como físico así que me entusiasmé y seguí. Y él me dijo mira yo te veo a ti más contento haciendo física experimental, además si tu te regresas al Perú en Perú no hay apoyo para la gente que haga física teórica. Pueda ser que tú puedas hacer algo en física experimental, me dijo. Mira me parece que una carrera que quizás te convenga es “Ciencia de materiales”. Terminé Haverford y me fui a una universidad que se llama Brandeis que queda en Massachusetts a 4 horas de Nueva York. Estuve un semestre allí, mayormente fui porque tenía un amigo muy cercano que fue a estudiar allí, Brandeis es una universidad bien judía, el jefe del departamento de física era un judío muy conservador, el ambiente a mi no me gustó mucho, no por el judaísmo sino porque no había los físicos que yo pensé que habría en teoría y en práctica, así que me pasé a Columbia. Originalmente Columbia me había aceptado también, pero yo escogí Brandeis. Me regresé a Columbia y allí trabajé con el grupo de bajas temperaturas para medir la resistividad del helio cuando pasa del helio 4 a helio 3. Entonces estudié en Columbia, terminé la maestría y tuve que seguir la regla del LASPAU porque había terminado 2 años y 2 años, así que en el año 1974 regresé a Perú para enseñar. Allí estaba en la UNI originalmente Carlos Hernández creo que era el jefe, Wilhelm Francke que murió, Ricardo Luna Victoria, había varias otras personas que yo conocía, no sé si tú estabas, creo que no.
Modesto Montoya: En el año 1974 todavía estaba, partí a Francia en 1975 a mitad de año.
Víctor Coronel: Sí, yo me acuerdo haberte visto, tenías un departamento cerca a la Plaza Dos de Mayo.
Modesto Montoya: Efectivamente.
Víctor Coronel: Entonces regresé al Perú. La UNI me ofreció un puesto de profesor asistente y a muchos de los que estaban en el departamento bastante tiempo les resintió eso porque ellos habían empezado como jefe de prácticas, después instructores y después profesor asistente. Y a mi grupo que regresó, no solamente yo sino varios que regresamos con maestría, a otras universidades San Marcos, La Católica, etc. les fastidiaba que teniendo un título de maestría solamente regresaban como profesor asistente y no como asociado. Y a los que tenían tiempo en la UNI, que habían hecho línea de carrera desde instructores, les molestaba mucho que a unos mocosos relativamente hablando le diesen la posición de profesor asistente, que salten muchas vallas. Hubo un resentimiento, no había un ambiente de camaradería creo yo, entonces justo en esa época salió la Escuela Superior Técnica del Ejército y me ofrecieron ser profesor principal. Acepté la posición, era una escuela nueva, copia de escuelas de Argentina, Brasil, Cuba, que el Ejército creaba para formar sus ingenieros, porque había mucho resentimiento en la UNI de recibir gente del Ejército. Fui a trabajar allí, trabajé 4 años, pero en el año 1978 comenzó la super inflación, que tú ibas a la panadería y el pan costaba 50 centavos y al día siguiente costaba 60. Las cosas subían de precio increíblemente rápido y después se volvió una super inflación, yo agarré el comienzo de esa inflación. Entonces me dije aquí mi sueldo se va a quedar bien bajo, no voy a poder sostener a mi familia, así que ya es tiempo de pasar a terminar un doctorado y ojalá cuando regrese a Perú terminando el doctorado la situación este mejor. Entonces salí de nuevo, Columbia me aceptó, pero esta vez yo dije no voy a ir a Física, voy a ir a Física Aplicada y me dijeron aquí está el programa de Ingeniería en Ciencia de Materiales que se requiere mucha física entonces porque no entra usted aquí. Entonces ingresé al programa de Ciencia de materiales y trabajé en el área de magnetismo, vibraciones de materiales magnéticos, con especialidad en el fierro, vibrando a frecuencias ultrasónicas.
Modesto Montoya: ¿Allí terminaste el doctorado?
Víctor Coronel: Allí terminé el doctorado.
Modesto Montoya: Y volver al Perú ya un poco difícil con tanto problema. ¿En qué año terminaste el doctorado?
Víctor Coronel: Cuando yo terminé el doctorado era el año 1982 y todavía seguían los problemas en el Perú, muy fuertes.
Modesto Montoya: Sí claro.
Víctor Coronel: Entonces decidí quedarme y tuve suerte porque justo cuando yo terminé había una demanda grande de profesores universitarios, normalmente con la visa que yo tenía, porque en Estados Unidos tienen un sistema de visas, la visa que se llama J1 la regla requería que yo regresase a mi país de origen y después de estar 5 años allí recién podía aplicar a emigrar, pero como había necesidad varias universidades ofrecieron hacerme los trámites legales para que me dejen quedarme en Estados Unidos. Entonces una universidad que se llamaba Manhattan College y había otra pero que estaba lejos de la ciudad me ofrecieron hacer mis papeles, acepté Manhattan College y allí me quedé en Estados Unidos. La otra razón es que mi hijo mayor Felipe ingresó a un Colegio muy bueno en Nueva York, Nueva York tiene muchas escuelas muy malas pero tiene unas escuelas elite que se entra por examen, mi hijo ingresó a una escuelita de primaria y la ventaja de la escuela es que ellos te dejan desde kindergarten incluso hasta que termines tu último año de secundaria en ese colegio, ya no tienes que transferirte, ya no tienes que hacer nada, son colegios que tienen muchas facilidades y me quedé allá.
Modesto Montoya: A mi pueblo Salpo llegó una chica July Mote, venia de la Universidad de Manhattan.
Víctor Coronel: Ella venía de New York University en Manhattan, el otro Manhattan College, es diferente.
Modesto Montoya: ¿Y luego pasaste al CUNY?
Víctor Coronel: No, luego ingresé al SUNY, hay una diferencia, cada estado en Estados Unidos tiene su sistema universitario, California, Illinois, Texas, Nueva York, alguno de estos son buenísimos por ejemplo la de California tiene a Berkeley, UCLA, Santa Bárbara; la de Arizona donde está Fernando Ponce también es buena, dependiendo. La de Nueva York es mediocre, algunas son muy buenas algunas no, porque hay mucha política. Yo ingresé a trabajar al Manhattan College, una universidad privada, católica, de la hermandad de los hermanos De la Salle, en Perú tienen varios colegios De la Salle, entonces los sueldos de esas universidades eran bajos, no me convenía mucho y además en Física la posición que me habían dado me dijeron no va a subir usted a más de profesor asistente y se va a quedar así usted mucho tiempo porque las otras posiciones están llenas. Me cambié al departamento de Ingeniería Eléctrica y allí enseñé en el área porque había hecho vibraciones y análisis del espectro que involucra Transformada de Fourier y otro tipo de transformadas. Me dieron un curso que se llamaba “Señales y Sistemas” que se usa mucho en comunicaciones, en ingeniería eléctrica; en Perú he visto que dan cursos de eso también, en ingeniería electrónica, etc. De allí pasé un poco a imágenes, en esa época se dio fuerte por lo digital así que trabajé en señales digitales. imágenes digitales. Justo en esa época cuando tú estabas en el IPEN desarrollaste tu programa de Física Médica y uno de los cursos que había era Imágenes Médicas.
Modesto Montoya: Los alumnos se acuerdan de ti todavía.
Víctor Coronel: Yo di el curso y siempre me acuerdo que usábamos un programa que se llama Matlab, aquí yo enseñaba con Matlab y por ser profesor de Matlab me daban la versión estudiante que en esa época costaba como $120, la versión profesional para educadores para gente que trabaja fuerte en imágenes su costo era más o menos de $3500 a $5000 dólares dependiendo de las herramientas que comprabas. Entonces, cuando yo fui a enseñar el curso de Imágenes en Perú, estaba instalando mi versión de estudiante en una computadora del IPEN y uno de los alumnos del curso pasa y me dice profe vamos a usar Matlab. Sí le digo, qué bien, me dice, es muy bueno, me gusta. Entonces me mira y me dice pero usted tiene la versión de estudiante. Sí le digo. Por qué no usa la profesional me dice. Le contesto porque es muy cara. No profe, me dice, váyase aquí a Wilson, cuesta 10 soles. Fui a Wilson y de verdad costó 10 soles, pero solamente se podía usar en Perú porque en Estados Unidos te detectaban bien rápido. Lo usamos todo. Pasaron dos años y de nuevo recibí la invitación del IPEN para enseñar el curso ya de manera diferente entonces regresé y qué casualidad me encuentro con este alumno y me dice ya salió la versión más moderna del Matlab, la profesional, aquí está, es la última versión. Pero ya no vale 10 soles me dice ahora vale 5 soles.
Modesto Montoya: Bueno Víctor, haciendo un balance ¿te sientes contento de haber pasado tu vida en ese país, que en nuestra época lo llamábamos el Imperio?
Víctor Coronel: Yo tengo sentimientos muy mezclados. Últimamente yo diría recién en los últimos 10 años me dediqué, sin saber que lo iba a necesitar bastante, a tratar de hacer experimentos de física a nivel introductorio universitario, o sea para la gente que está en ingeniera o medicina y también para gente que va a seguir cursos de ciencias sociales, que se va a especializar en filosofía, etc. para todos estos sectores que son un poco diferentes, desarrollar experimentos de física usando utensilios caseros y contigo dimos un curso una vez en la Universidad Ricardo Palma y me ayudó tu esposa Véronique. Me acuerdo que, con ella, fuimos al mercado central y me hice un presupuesto de 50 soles en esa época para comprar cosas y hacer el curso con esas cosas.
Modesto Montoya: Parece que la universidad Brandeis de judíos te dejó bastante enseñanza.
Víctor Coronel: Bueno, sin querer eso me hizo desarrollar cómo hacer experimentos con objetos caseros, por supuesto tienes que comprar algunas cosas y justo ahora en esta pandemia de súbito salió eso.
Modesto Montoya: Podemos decir que el CEPRECYT te influyó en algo
Víctor Coronel: Bastante, porque era una idea muy buena. Cuando iba a mis clases trataba de hacer experimentos usando un lápiz, una llave, pita, bolitas y yo no soy el inventor de eso hay muchos libros algunos tienen experimentos que parecen simples por ejemplo como este “Why toast lands jelly side down” (Por qué la tostada cae siempre por el lado que tiene la mermelada). Si tienes una tostada en una mesa y de allí se cae al suelo va a rotar de tal manera que el lado superior cae hacia el suelo, la explicación no es simple, pero se puede explicar. O tú tienes un huevo duro y lo rotas bien fuertey el huevo rota rapido y veran que se para el huevo. La explicación tampoco es simple, pero lo puede hacer la gente. Son experimentos que se pueden hacer con diferente grado de dificultad.
Modesto Montoya: Ahora que estás jubilado, haciendo un balance de tu vida ¿qué reflexión puedes hacer?
Víctor Coronel: Creo que hubiese tenido un poco más de coraje, regresar el Perú y enseñar en Perú.